Sí, las he visto. De todos los colores. Desde el que quiere asegurar un Mac que seguro que salió del garaje de Jobs y Allen hasta preguntar por una extensión de garantía para el primer iPhone, según el propietario, “porque el primero, sea lo que sea, siempre es el que mejor”. Y por eso aquí repaso algunas cosas de las que he visto en materia de seguros.
No he visto atacar naves en llamas más allá de Orión, como el replicante de Blade Runner, pero sí que he visto cómo se incendiaba una Dyane 6 en Minglanilla después de que reventara el carburador por echarle Super 97. Qué tiempos aquellos de juventud... ¡Y menudas chispas! Eso sí eran llamas y no las de las naves cerca de Orión… Y unas pocas cosas más en materia de seguros que me apetece repasar con todos vosotros.
Cuando se trata de asegurar un equipo electrónico, ya sea un portátil, un Smartphone o un MP3, lo primero que tenemos que preguntarnos es porqué y cuál es el rendimiento que le estamos sacando al equipo. Porque el día que nos llamó un hombre desde Elche pidiéndonos precio por un Mac y luego resultó ser el primero que salía de las manos de Steve Jobs… ¡Para ver los lagrimones que echaba ese bueno hombre! Nos dijo que le tenía mucho cariño al cacharro, que aún arrancaba y esas cosas. Pero por el amor hermoso… ¡que sean cosas útiles! Asegurad siempre aquellos dispositivos del día a día, los que más usáis, los que necesitáis para trabajar, etc. Las reliquias, pues eso, en una urna y a la vista de todos, pero no juguéis con ellas, por favor…
Lo mismo nos ocurrió con un usuario de Almuñécar y el primer iPhone. El primero y el único, pues no tenía otro ya que, según él, “el primer amor es el mejor. Y punto”. Claro que la razón para asegurarlo, como supimos más adelante, era distinta a la original de nuestras pólizas, es decir: asegurar el teléfono de cualquier daño. Sí, pero el amigo iba por otro lado. Según él, su vecino, que vivía encima de él, en el piso de arriba, era un envidioso de narices. Que si aprovechaba el momento de regar las plantas para echarle todo el agua que podía al iPhone; o bien le tiraba garbanzos envueltos en papel de aluminio, que se ve que rayan antes la pantalla; incluso tiraba granos de arroz con un bic vacío contra el iPhone a ver si se lo descuajaringaba. En fin, una serie de atrocidades.
Y la mejor de todas fue la de una mujer de Getxo. Muy suya. Aún nos acordamos de ella. Como para no hacerlo. Quería asegurar el Ipad contra arañazos. La causa: su gato. Que le encantaba jugar al Tom Cat. Y claro, cuando se ciscaba con el gato de marras, el suyo metía unos arañazos al cacharro que eran para verlos. Que su minino también tenía derecho a divertirse y esas cosas…
Por eso, lo que os decía. Que las he visto de todos los colores. Y más que me guardo, por supuesto.
Para todo lo demás, ya lo sabéis. Os lo garantiza vuestro amigo Argimiro, el Garantizador.
0 comentarios:
Publicar un comentario