Sí. Hay cosas raras, pero esta supera a cualquier otra. Y la batería existe ya. El único pero es que todavía debe ser perfeccionada dado su tamaño, similar al de la batería de un coche. Pero todo se andará...
Los responsables de tan singular invento son unos científicos británicos que han desarrollado una batería biológica cuya recarga depende de deshechos orgánicos como la orina. ¡Y funciona! Según dicho grupo de científicos, la batería ya ha sido probada con un Smartphone y hasta han navegado en Internet, hecho llamadas o enviado mensajes a través del terminal.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí?, os preguntaréis. Este equipo decidió cultivar una serie de bacterias en ánodos de fibra de carbono, ubicándolas en cilindros de cerámica. Las bacterias rompieron los componentes químicos en la orina, que pasó a través de los cilindros, generando una pequeña carga eléctrica que fue almacenada. De ahí a la batería. El resultado ya lo habéis visto.
El único pero, como advertíamos al principio de este artículo, es que las celdas de la batería tienen el tamaño de una batería de coche. No obstante, los científicos esperan reducir su tamaño para acoplarlo a un terminal.
Porque, ¿quién no se resiste a llevar una batería cuya fuente de alimentación nunca se agota siempre y cuando tengamos suficientes reservas de orina?
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