martes, 20 de noviembre de 2012

El Rincón de Argimiro: la extensión de garantía

Ya sabéis que yo estoy encantado de que me hagáis preguntas, que intento responderlas casi todas. Total, más aburrido estaría echando migas a los patos en el Retiro, y si encima os ayudo, pues fetén de la nui, que decíamos en mis buenos tiempos. Hoy me voy a referir a un tema en el que algunos venís insistiendo en los últimos tiempos: la extensión de garantía para un iPhone (que lo mismo me vale el caso para el iPad).



Porque está claro que no todos tenemos el bolsillo para darnos alegrías, y menos si la alegría sale por los seiscientos eurazos, que es lo que más o menos cuesta el nuevo iPhone 5. Por eso, tanto como para los que os habéis pegado el capricho (¡menudo capricho, rediez!) como para los que tenéis alguna versión anterior pero teméis que le pase algo al cacharro tanto o más que os venga una investigación de hacienda, aquí van unos consejitos al respecto. A ver si de esta forma consigo que se os aclaren las ideas respecto a este asunto.

Y es que está muy bien eso de que la garantía te cubra el primer año a prueba de todo (bueno, venga, va, de casi todo…). Más feliz que una perdiz. Pero cuando llega el segundo, ¿qué? ¿A verlas venir? ¿A rezar a todos los santos del santoral para que al cacharro no le pase nada, que ni siquiera coja un resfriado, por lo que pueda pasar? Por eso Te Lo Garantizo ofrece una extensión de garantía a 2º año para el iPhone con las coberturas que, mejor que os las cuente, podéis leer en este enlace. Esto, como todo: alguno dirá que menuda tontería, que si patatín, que si patatán. Entendido, pero más vale echar cuentas, saber qué uso se le da al cacharro y el riesgo que corre según lo que hagamos con él, y después valorar si merece la pena o no apostar por una solución como esta. Porque no es lo mismo que el cacharro esté todo el santo día metido en un bolso y se saque poco más que para contestar una llamada o mandar un guasap de esos (y aún así, que me sé de alguno al que se le cayó al suelo por hacer el ganso mientras lo cogía), que lo use un comercial que está hoy en Jaén, mañana en Ciudad Real y al otro en Toledo, y entre medias comiendo en restaurantes que asustarían hasta a Carpanta, por mucha hambre que tuviera el hombre.

Eso, o tener un bolsillo parecido al Banco Central Europeo, que le da a la maquinita de hacer perras y tiene billetes de todos los tipos y colores. Y es comprensible que en este caso lo de la extensión de garantía no interese. ¡Faltaría más!
Para todo lo demás, ya sabéis dónde tenéis a vuestro amigo Argimiro, el Garantizador.

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